El
Berlín de entreguerras fue un hervidero artístico. Y su epicentro se
situaba en el Romanisches Café. Con una documentación prolija y
cuidadosamente trenzada, este libro recrea el ambiente del café y nos
sirve precisos esbozos de las vidas de sus más ilustres clientes, todas
ellas atravesadas por los intensos dilemas que sacudieron la primera
mitad del siglo XX, como la Primera Guerra Mundial o el auge del
fascismo. Se comprende que los nazis como Goebbels, escritor frustrado,
otorgara a este café propiedades simbólicas y lo situaran en su
tenebroso punto de mira. Este libro es, en último término, un testimonio
sobre cómo la cultura puede convertirse en un contrapeso ante los
impulsos más salvajes que anidan en el ser humano.
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