77 grados Kelvin
de
José Luis Peñalver Paret
D.H.
despierta en una habitación de hospital desconocida. Sospecha que
convalece de una nueva operación o que va a comenzar otra absurda
terapia de rehabilitación. Protesta porque sabe que su tetraplejia es
incurable, por mucho que se nieguen todos a admitirlo.
Lo que el equipo médico va a decirle le parecerá, primero, una broma
pesada; después, un burdo montaje. Sin embargo, las pruebas se irán
tornando tan incontestables que verá su indignación menguar y su
escepticismo flaquear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario