Paris,
Nochebuena de 2006. Un hombre intenta apurar sus últimos minutos antes
de consumar su suicidio encaramado al Puente del Arzobispado.
Cumple su destino. Un destino impuesto por los monjes de la abadía
cisterciense de Cóbreces, su familia. Una orden religiosa que protege
celosamente el que quizás es el último y más importante secreto de la
cristiandad: “la Morada de Dios”.
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