La
inspectora Heloísa de Paúl no carece de pelo por enfermedad o por
razones estéticas. El motivo impactante es una incógnita terrible que se
irá descifrando en paralelo con cada una de sus investigaciones.
El primer caso. ¿Qué pasó una noche de tormenta hace treinta años para
que, a todos los cadáveres que van apareciendo en la actualidad, les
falte la mano izquierda? ¿Y cuál es el nexo entre las víctimas? Hombres y
mujeres que no se conocen entre sí. Cuyos modos de vida son tan
opuestos, a veces, como el de una religiosa y un cazador despiadado. Y
cuyo secreto se esconde en una biblioteca de Goma, junto al valle del
Rift, en la frontera con Ruanda.
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