Varias
personas presentan síntomas alarmantes de una enfermedad contagiosa, lo
que obliga a las autoridades sanitarias a tomar medidas improvisadas
para poder entender lo que sucede sin poner en riesgo al resto de la
población y sin que cunda el pánico de modo innecesario. Para ello, se
aísla a los enfermos en un edificio alejado de la ciudad, dotado con
laboratorios y que puede vaciarse con cierta facilidad dado que es
verano: la facultad de Ciencias del Mar. También se convoca mediante
engaño a los familiares o personas que hayan estado en contacto directo
con los enfermos. A medida que la situación se hace incontrolable, los
protagonistas entenderán el funcionamiento de la infección y el
comportamiento de los enfermos, cómo influye sobre ellos el viento, la
humedad o el hambre y qué relación guarda con una de tantas luchas por
la supervivencia que se dan en la naturaleza.
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